La Crisis Silenciosa:
La Transición de la Ilegalidad a la Legalidad:
Bailar para conectar
NO ME SORPRENDE, PERO SÍ ME PREOCUPA
La emoción
Evidencias y conclusiones de un Formador de Formadores
La Gamificación, un Viaje de Ida en el Gordon Academic College of Education – Haifa
Aprendizaje musical y funciones cognitivas
Teletrabajo
Educación inclusiva:
Implementación de Tecnología en el Aula:
La importancia de los roles de formación y educación
El impacto de la crítica en el desempeño estudiantil
¿Deben los profesores actuales temer que sus estudiantes usen IA?

Por: Pdta. Ana Romero Dancic

mediosLa comunicación y sus efectos son inevitables; se infiltran en cada rincón de nuestra vida, queramos o no. Para quienes observamos y analizamos el mundo a través de las palabras, ignorar esta realidad es imposible. Por eso, me siento en la obligación de compartir una preocupación que no me abandona: no me sorprende, pero sí me inquieta profundamente.

Estamos inmersos en un presente plagado de eventos extremos: guerras, violencia, catástrofes naturales. Todo parece sobrepasarnos como sociedad y pone a prueba, una y otra vez, la capacidad de quienes están al mando. Pero detrás de todo esto hay un factor que conecta y amplifica cada situación: un hilo conductor que no solo informa, sino que modela nuestras actitudes y decisiones, incluso las más cotidianas.

Ese hilo se llama manipulación mediática. Nos invade con una sutileza que desconcierta, apelando a nuestra inocencia, una inocencia que a veces parece infantil. Y esto es lo que me preocupa: cómo cedemos ante esta influencia sin resistencia ni análisis.

Estamos rodeados por un aluvión de noticias falsas, titulares sensacionalistas e imágenes manipuladas. Este torrente no solo nos informa —o desinforma—, sino que también nos moldea. Nos conduce a tomar posturas, a adoptar opiniones que, muchas veces, no nacen de nuestra reflexión, sino de lo que absorbemos sin cuestionar.

Marshal McLuhan, con su famosa frase “el medio es el mensaje,” nos alertó de cómo el canal por el que se transmite un mensaje puede tener más impacto que el contenido mismo. Edward Bernays, conocido como el padre de las relaciones públicas, nos mostró cómo, al comprender la psicología humana, se puede moldear la opinión pública con asombrosa eficacia. Estas ideas no son meros conceptos teóricos; las vivimos cada día cuando nuestras emociones son manipuladas para movilizarnos, alinearnos o enfrentarnos.

La clave está en las emociones: tristeza, alegría, temor. Estas fuerzas, tan humanas, se convierten en el punto de anclaje para dirigirnos. Y aunque estas emociones pueden inspirar empatía y resiliencia, también pueden desencadenar odio, violencia y caos.

La historia nos lo ha demostrado una y otra vez: quienes controlan la comunicación tienen un poder inmenso. Pero hoy ese control es más sutil, global y omnipresente que nunca. No me sorprende que esto suceda; es una evolución natural de nuestra sociedad. Pero me preocupa profundamente lo fácil que resulta manipularnos y alejarnos de un análisis crítico y fundamentado en hechos.

¿Qué hacemos ante esto? La posibilidad existe y las herramientas también, esto nos demanda esfuerzo. Ser consumidores analíticos requiere que “despertemos” de un enorme letargo y nos apropiemos positivamente de nuestro ser y de nuestro espacio o ¿acaso queremos seguir siendo una multitudinaria masa de consumidores dormidos?

¿Interesado en estudios?

Déjenos sus datos y nos pondremos en contacto con usted

  • Por favor, rellene los siguientes campos
  • Fields marked with an asterisk (
    *
    ) Estos campos son obligatorios.
*
Please enter your full name
*
Please enter your Phone number
*
Please enter your Email address
*
Please choose a field of interest